domingo, 6 de julho de 2014

Por qué no se puede pagar la deuda pública portuguesa

                                                                No hay “una única circunstancia histórica" en                                                                                          la que las políticas de austeridad hayan conducido 
                                                   al fin de la pesada carga de la deuda
                  Ashoka Mody, ex- jefe de la misión del FMI en Irlanda
Sumario

Conclusiones
1 - La deuda es un instrumento de dominio.
2 – La identificación entre los Estados y los capitalistas
3 - Portugal – Escenarios de continuidad en el pago de la deuda
3.1 – La continuidad pro-activa y radical (Hipótesis I)
            3.2 – La continuidad pro-activa amortiguada (Hipótesis II)
            3.3 – La continuidad prolongada (Hipótesis III)
4 – Valoración de las partes de la deuda no pagadas
5 - ¿Cómo salir de ésto?

Conclusiones

  • La deuda es un modo de dominio que infunde en el deudor la sumisión por medio de la culpa;
  • El predominio financiero en el capitalismo actual exige un ciclo infernal de generación artificial de dinero a crédito, con la subsiguiente captura incesante y permanente de deudores;
  • La austeridad, el empobrecimento, la pérdida de los derechos, la precariedad de la vida constituyen los efectos dramáticos de los mecanismos financieros y son presentados –por los banqueros y los políticos– simultáneamente, como las vías para una salvación que nunca llega;
  • Los mecanismos de la deuda y la austeridad tienen como vector principal el elevado poder del sistema financiero y de las clases políticas, en las cuales se hacinan los siervos domésticos del sistema mencionado;
  • El aparato del Estado, además del ya conocido papel de capitalista colectivo, es un departamento del sistema financiero, cuyos directores se designan por los ministros. La integración formal no existe ya que conviene mantener la ilusión de separación frente al gran capital y así garantizar la aceptación, por parte de la multitud, de la legitimidad de la presión fiscal y de la autoridad;
  • El sistema financiero y sus Estados se dedican a la reproducción desmedida de capital/dinero, asfixiando la “economía real” en deudas, fomentando el consumismo y el endeudamiento en las personas según una fórmula demente a la que no le basta el planeta para satisfacer sus ambiciones;
  • Las limitaciones de este modelo genera dificultades en los elementos más frágiles del propio sistema financiero, como es el caso de los bancos portugueses, cuya existencia se ha mantenido porque el BCE los ha ido financiando para que se hundan en la especulación y en la compra de deuda portuguesa, rechazando aceptar las pérdidas de casi dos décadas de distorsión de la economía portuguesa;
  • El capitalismo, en su configuración actual, transfiere sus problemas a los Estados, los cuales asumen deudas obedientemente, reducen más y más sus funciones sociales, cuestionando más que nunca su propia utilidad si su actividad se reduce a ayudar a los capitalistas y a crear dificultades para el pueblo;
  • No se espera nada de virtuoso, de las alteraciones estructurales provenientes de las instituciones comunitarias o nacionales; la continuidad está garantizada y sólamente la movilización de la multitud puede crear un nuevo sistema económico y de expresión democrática, sin capitalistas ni clases políticas;
  • Cualquier solución de continuidad en el pago del servicio de la deuda corresponde a una pesadísima carga financiera en la vida de cuantos viven en Portugal, mayormente los trabajadores y los pobres: 
       Parte de encargo con la deuda de rendimento bruto 2014/21
                            Hipótesis I – 8.8 a 12.4%
                            Hipótesis II - 6.6 a 8.5%
                            Hipótesis III – 5.8 a 6.6%

  • Una deuda que brevemente será valorada en 242.000 millones de euros[1], además de no ser economicamente posible pagar em plazos normales, hace surgir varias preguntas legítimas. Una de las razones es que una pequeña proporción de aquel importe se corresponde con la satisfacción de las necesidades de los portugueses; después, los objetivos de la constitución de la deuda – absorber los efectos de la política de crédito vigente desde los años 90, así como las dificultades del euro - no tienen por qué ser cargados a la población; y, finalmente, porque las bandas en el gobierno actuaron en medidas de impactos tan desastrosos, que contradicen las prerrogativas imputadas a la llamada democracia representativa, traspasándolas de más;
  • Por turno, las instituciones financiadoras, globales o privadas, no ignoraban esa ilegitimidad resultante del divorcio entre los beneficiarios del crédito y sus verdaderos pagadores; ni ignoraban el rápido crecimiento de la deuda, en paralelo con la desinflación de la economía portuguesa, la desestructuración social o el carácter degenerado de las instituciones políticas en Portugal;
  • Un volumen de rebajas en la deuda que la conduzcan a un 60% del PIB, el máximo admitido por el Tratado sobre Estabilidad, Coordinación y Gobernación será alrededor de 143.000 millones de euros e, igualmente, el crecimiento económico seguirá dependiendo del pago de la deuda, dejando el nivel de vida de las personas estancado durante muchos años:
Porcentaje de responsabilidad con la deuda en el rendimento bruto 2015/21
Variante A – 2.7 a 3.1 %
Variante B – 2.4 a 2.6%
Variante C – 1.8 a 2%

  • Cualquier solución definitiva del asunto de la deuda, que además permita la generación de bienestar en Portugal, exigirá:
    • Un planteamiento nuevo inmediato, democrático, de organización política; 
    • Movilización social para el enfrentamiento con el capital financeiro y sus instituciones;
    • Enmarcarse en un contexto de impugnación, a nivel de las periferias sur y este de la UE, especialmente España;
    • Para que se consolide la alteración radical de las desigualdades existentes, se precisará de una nueva organización política y un nuevo modelo de representación, con ausencia de la clase política;
    • Y también de la construcción de una sociedad sin capitalismo, sin apropriación privada del producto del trabajo, autogestionada y orientada para la satisfacción de las necesidades de la población.
1 - La deuda es un instrumento de dominio

La deuda es un instrumento de dominio. En ciertas culturas, una persona insolvente tiene que presentarse con su familia ante el acreedor, embargándose a sí mismo como esclavo.

Esa deshonra y humillación tiene reminiscencias también en ciertas culturas del norte de Europa. En alemán, la palabra culpa se traduce como schuld, y una frase tan común en cualquier lengua como “¿cuánto debo?”  –al hacer una simple transacción–, se dice en alemán Was schulde Ich?, encontrándose una conección débito-culpa semejante en otras lenguas germânicas. En esa cultura, la deuda estará asociada a algo ilícito (pecaminoso según la lógica cristiana) o poco recomendable, pues en nada favorece al deudor.

El capital financiero es el verdadero artífice de la malsana espiral de crédito a que se asiste, de la creación artificial de capital o dinero, desligada de la producción de valor – que sólo el trabajo genera – o de cualquier ahorro acumulado. Para el mantenimiento de esa situación, procura, naturalmente, dividir a los pueblos entre deudores y acreedores, entre gente de cuentas buenas y malas. Es por eso, que los burócratas y los plumíferos de los grandes medios de comunicación acusen a los habitantes de los países deudores del sur de Europa de ser derrochadores y holgazanes, y les culpen de haber generado despreocupadamente una deuda que ahora les duele pagar o de cuyo pago se quieren eximir.

No es raro que la gente modesta, con dificultades en la vida resultantes de la estrategia de fomento del endeudamiento por parte del sistema financiero, asuma  su culpa, por “haber vivido por encima de sus posibilidades”, acarreando con la carga moral, la autoflagelación tan inherente a las religiones, asumiendo el pecado y sometiéndose a expiarlo con las prestaciones de una deuda impagable y que se pretende eterna.

“No queremos ser estafadores” se dice en la cobarde asunción de la deuda por parte de un Estado que nada tiene que ver con las personas y que se coloca siempre al márgen de la resolución de los problemas creados ante la mayoria de la población. Si alguien tiene dificultades en pagar las facturas de la casa, o en alimentar a la familia, porque cayó en el desempleo o en la indigencia, el Estado ignora esta situación o, aún más, toma decisiones que sólo la empeoran, como la reducción tanto de los subsidios de desempleo, como de las condiciones para el desembolso del RSI,  o el acceso a a la sanidad, etc. Por otra parte, dicho Estado totalitario, para hacer frente al pago de sus deudas, contraídas por servir al sistema financeiro –los grandes contratistas de obras públicas o los capitalistas–, reduce todo lo que puede los gastos de carácter social y aumenta la carga fiscal que deben pagar los trabajadores, los jubilados y los consumidores, al mismo tiempo que libra a los empresarios y los bancos de cargas fiscales.

2 – El crecimiento de los Estados y los capitalistas

Nunca está de más recordar que el Estado siempre ha sido el capitalista colectivo[2] y que en la actualidad sólo es un departamento del sistema financiero y que sus directores son designados por los ministros. El Estado está en proceso de privatización directa o concesión de arrendamientos o mejoras de los bienes y servicios públicos en favor de capitalista directos. Las funciones llevadas a cabo directamente por el Estado tendían a limitarse al ejercicio del castigo fiscal y de la autoridad –la emisión de leyes, la aplicación de la "justicia" y la represión necesaria para mantener el status quo– no es de extrañar que algunas de estas funciones ya no sean ejercidas por particulares o dejen de serlo –la recaudación de impuestos, las prisiones, la elaboración de leyes bajo formas jurídicas preparadas como contratos, sociedades, ajustes, la asignación de espacios, etc.

Hay que tener en cuenta que el Estado, como entidad, nunca se diluirá en ningún grupo financiero. Los capitalistas saben muy bien la importancia de que haya una institución colectiva que ejerza funciones útiles para todos, teniendo en cuenta la jerarquía de los distintos capitalistas, grupos y empresas. Por otra parte, es de su interés de mantener un aspecto de institución "por encima" de la sociedad, "neutral" frente a las empresas y los individuos para que acepten su autoridad para la recaudación de impuestos, la emanación de leyes, decisiones judiciales y la legitimidad de la acción policial, incluso cuando actúe de manera brutal.

Volviendo a la deuda, está claro que los bancos no aceptarán que los insolventes se ofrezcan como esclavos viendo cómo están aplazando el desalojo de las casas, ya que les costaría mucho más. Como conocen la fábula de la gallina de los huevos de oro, prefieren mantenerlas hambrientas, escarbando en un suelo casi estéril, mientras tengan huevos para poner. Exigiendo, por supuesto, que las gallinas mantengan la cabeza baja, sin pensar en el cuchillo que les cortará la garganta, entretenidas con la televisión.
De hecho, la relación entre el sistema financiero y los deudores poco tiene que ver con los entornos sociales pre-capitalistas que aún prevalecen, donde el deudor se arriesga a la esclavitud en caso de insolvencia. Actualmente, el sistema financiero necesita multiplicarse, utilizar el capital en todo momento y minimizar el capital no comprometido en una relación de crédito; en una sociedad pre-capitalista, el crédito se basa, esencialmente, en un préstamo temporal de ahorros porque los prestamistas no disponen de las herramientas y trucos de creación de capital que el sistema financiero tiene, hoy en día, en monopolio.

En este contexto, el sistema financiero necesita desesperadamente colocar el capital, reproducirlo, a pesar de que esto deje de lado, desestructure y destruya parte del sistema productivo de bienes y servicios, la llamada "economía real", aquella que realmente satisface las necesidades de personas. El sistema financiero orquesta el empresariado y las autoridades en la generación de una psicología social sobre la base de un consumo inveterado e irracional, apelando constantemente al crecimiento al que a veces se le añade piamente el adjetivo sostenible, para tener contentos a los ecologistas. Este adjetivo revela precisamente la omisión de que los recursos y el medio ambiente son finitos y no admiten un crecimiento adecuado a los deseos del insaciable sistema financiero.

Esta pulsión consumidora lleva a la gente a la deuda, al compromiso de los ingresos futuros, que están demostrando ser muy inseguros, con respecto a lo que parecía hace años. Y para responder a esta glotonería, las empresas producen con lo que tienen y lo que les propicia el sistema financiero para que la gente compre, consuma lo que necesita y lo que cree necesitar, por inducción de la publicidad y de la inyección de conceptos de promoción social donde su consumo y modernidad resultantes moldean la subjetividad de los individuos[3].

Como ya señalamos hace tiempo[4], el crédito acumulado por los hogares y por las empresas no se puede permitir la rotación ni la liquidez que a los bancos les gustaría; más bien al contrario, los impagos y retrasos en los plazos de pago crecen, tal como crecen como las insolvencias, con el cierre de empresas y con personas en la ruina. Por lo tanto, el sistema financiero tiene dificultades para seguir manteniendo el deleite de la concesión de préstamos ya que los individuos se alejan del consumo y de la asunción de responsabilidades mayores, y las empresas, al no tener la venta de sus productos y servicios asegurada, no compran ni materias primas ni equipamiento. El aumento de los ingresos de los ricos[5], obviamente, no compensa la disminución en la satisfacción de las necesidades de la gente; ya no las relacionadas con la ostentación social, sino las que forman parte de las necesidades básicas.

La incapacidad del sistema financiero para mantener esa voluptuosidad de crédito produce una reacción en cadena, que se extiende aguas arriba, ya que el sistema genera redes de interdependencia, relaciones deudor-acreedor que lo equiparan a un castillo de naipes en articulación y fragilidad. Al igual que cualquier deudor que no puede cumplir con sus obligaciones para con los acreedores, los bancos más débiles están bloqueados –no consiguen mantener el ritmo de entrada de fondos y, por tanto, tampoco consiguen devolver el dinero a sus refinanciadores, sus compañeros más acaudalados. Naturalmente, esto tiene una clara repercusión en los indicadores de solvencia y rentabilidad de los bancos débiles, que se manifiesta en el precio de las acciones, que tiende a ahuyentar a los "inversores" y bloquear su actividad, lo que les expone a operaciones de compra hostiles, provenientes de fondos de inversión o de pensiones depredadores, ávidos de ganancias a corto plazo, basados en las reestructuraciones, fusiones, reducciones de plantilla y despidos masivos.

Esta situación, por otra parte, generalizada, llevó a varias quiebras de bancos, entre los que destaca Lehman Brothers; a intervenciones de fondos del Estado como en el caso de Dexia o, en Portugal, el caso de Banif; a la asunción de los "tóxicos" existentes en la banca española por parte del Anglo Irish o del el célebre BPN. Estas actitudes representan actitudes de amortiguación de los excesos del sistema financiero para salvarlo, para evitar el desmantelamiento de este castillo de naipes.

Pero esto resultó no ser suficiente. Era necesario introducir más dinero en el sistema para rentabilizarlo y de esto, en Europa, se encargó el BCE, cuando proporcionó medios a los bancos para que estos los utilizaran en inversiones de alta remuneración. El BCE proporciona liquidez a los bancos[6] a 0.25% y éstos, teniendo en cuenta la anemia de las economías y los riesgos asociados a las familias pobres y las empresas sin perspectivas de crecimiento, convirtió a los Estados en grandes deudores, en muy pocos años. La fobia extendida por el BCE de inflación inducida por el trauma alemán de la hiperinflación de los años veinte es una mentira; es importante no tener inflación porque esta tiende a reducir el valor real de la enorme liquidez en manos del sistema financiero mundial.

En la siguiente tabla, se puede ver que, excepto en el caso de Alemania, hay un aumento en la representación de los bancos nacionales en el total de la deuda pública de los respectivos Estados, constituida juntamente con el sistema bancario y que en la mayoría de los países seleccionados excede el 70% del total en 2013. En el caso de Portugal, la estabilidad de la deuda en manos de la banca entre los dos momentos revela, sin embargo, un fortalecimiento del papel de los bancos portugueses. A su vez, es bien evidente la fuga de los bancos no griegos de los valores de deuda soberanos del país, en contra de las promesas realizadas para asegurar el apoyo del FMI al préstamo de 2010[7], lo que contribuye a la posterior fragilidad del país.



Dic-10
Jun-13
Total sistema bancario (M€)
Bancos domésticos (%)
Total sistema bancario (M€)
Bancos domésticos (%)
Alemania
406077
76
399128
72
Chipre
2105
59
2852
84
España
177568
78
199076
89
Francia
163044
61
149992
67
Grecia
80957
67
23061
99
Inglaterra
109523
83
127472
89
Irlanda
15512
66
21716
84
Italia
262185
59
274212
76
Portugal
34792
54
34238
71
Fuente primaria: Agencia Bancaria Europea

Este aumento de la financiación de los bancos domésticos a sus Estados revela la demanda de rentabilidad y donde sea posible un control directo sobre el deudor, sobre los inversores. En el caso de Portugal, en 2013, a pesar del “colchón” los bancos nacionales no impidieron las enormes pérdidas sufridas el último año[8].

Hay muy buenas razones para este compromiso de los bancos. De hecho, incluso para el mismo tipo de interés, una determinada cantidad de crédito otorgada por el sistema financiero a los hogares y empresas siempre tendrá un mayor grado de riesgo para el banco prestamista y la partición por millones de prestatarios, lo que requiere mayores costes de control y gestión. Por otra parte, como hemos visto en el caso de los swaps o, en constante rotación de las mismas personas entre cargos políticos y en la dirección de los bancos, hay una relación promiscua entre el sistema financiero y el Estado, con los inversores, por corrupción, connivencia o ignorancia, muy abiertos a las sugerencias de los vendedores de “productos” bancarios.

El sistema financiero también tiene otras ventajas al ser un gran poseedor de deuda pública, especialmente en tiempos de recesión económica cuando los negocios prometedores a financiar no abundan. Una empresa en participación o una familia tienen activos y flujos de ingresos y gastos limitados y cuotas; en una empresa, el uso del crédito depende de la capacidad de gestión y del "mercado", mientras que en las familias casi todo depende de la salud de sus miembros y de su sueldo, por lo que resulta siempre un riesgo para los prestamistas.

Los Estados no tienen que presentar un balance general, la valoración de los activos, porque no hace falta. Los Estados tienen un privilegio especial, la capacidad de aumentar los ingresos (impuestos, tasas, precios administrativos) sin contrapartidas directas y el propio poder de expropiación, la arbitrariedad y la longevidad esencial en la determinación de las rentas; por lo tanto, como deudores tienen una capacidad infinita para pagar. Las llamadas bancarrotas, aunque no son raras en la historia, nunca ponen en tela de juicio la existencia de los Estados deudores, siempre asociados a una soberanía sobre un territorio, un pueblo, a una capacidad de arrebatar rendimientos del trabajo o bienes privados. Un Estado que determina el impago de la deuda, puede hacer frente a esto con maniobras y con la solidaridad de la comunidad capitalista y de sus instituciones políticas; pero, si se determinara que va a tener buenos resultados, como en el caso de Ecuador o de Islandia, a diferencia de otros casos, es el propio sistema financiero el que procede al hair-cut (corte de pelo), para evitar males mayores, sobre todo de carácter sistémico (Grecia, 2012).

Una ausencia aceptada de un riesgo de impago asociada a la deuda pública tiene ventajas importantes para los indicadores de salida de los balances bancarios. En lo que a la deuda privada se refiere, los bancos consideran en su coste una parte de las provisiones, para poder compensar casos de impago en un futuro; y la constitución de provisiones implica un menor nivel de beneficios, de capital propio, lo que puede obligar a los accionistas a llevar a cabo ampliaciones de capital. En el caso de valores de deuda pública, se les asocia una seguridad absoluta de pago y los bancos quedan exentos de hacer provisiones para esos valores, lo que aumenta su rentabilidad. Como hemos visto, ¿no se tratarán en las leyes y reglamentos para ayudar al sistema financiero? Quien manda escoge a las reglas de su casa.

En el escenario del sistema financiero mundial, las agencias de rating saben cómo influir en la percepción de los "inversores" sobre el riesgo asociado a una deuda; tal y como saben cómo responder a los intereses que los controlan. En una actividad en la que la información es volátil y en la que la decisión tiene que ser rápida, no es factible el uso de miles de operadores, que son reemplazados por potentes sistemas informáticos que incorporan algoritmos sofisticados. Se requiere un nivel de confianza y de credibilidad casi ciega en los oráculos de las agencias de rating; el mercado es un dios y exige fe.

Si un país tiene dificultades sociales, económicas o financieras, nada mejor que un rating desfavorable para aumentar el interés exigido por los futuros compradores de sus valores de deuda soberana. Para un banco, ¿habrá mejor cliente que uno que no va a la quiebra, que paga intereses altos y cuya casa frecuenta como si fuera la suya?

En el marco europeo, en la zona euro, el BCE siempre intervendría a la hora de evitar el contagio sistémico de un incumplimiento declarado por un estado miembro, habiéndose incluso tirado un farol para presionar a los griegos,  más precisamente. Recordemos aquí que Draghi anunció la compra “sin límites” de la deuda soberana de los países intervencionados para salvar así el euro[9], lo que causó una querella constitucional en Alemania[10]. Por otro lado, y teniendo em cuenta el carácter subalterno de los burócratas con funciones gubernamentales en los países con dificultades, resulta impensable que Passos, Rajoy o Samaras decretasen unilateralmente un no pago de la deuda, para defender a sus respectivos pueblos.

Así, los Estados se llenan de deudas a causa de los intereses elevados inherentes al alto riesgo que no se ve reflejado en los balances de los bancos. Extraña contabilidad…

Esa situación es aprovechada astutamente por los bancos, particularmente los domésticos, para obtener buenas tasas de rentabilidad, inalcanzables con otros potenciales deudores. Recientemente, se divulgó que las remuneraciones conseguidas por los detentores de deuda pública portuguesa fueron de 9.62% en el 2013, aunque resultasen aún más elevadas en el caso de España (11.41%), Irlanda (12.21%) y de Grecia, con un espantoso 47.72%[11]; además, ya se había mencionado a finales del 2012, en el informe anual de la CMVM referente al 2011 que “la deuda pública fue la inversión más rentable de los últimos 10 años”[12]. Finalmente, también el Banco de Portugal - cuyos gobernadores son siempre mayoritariamente (?) independientes - reveló el pasado noviembre en su Informe de Estabilidad Financiera que "una parte significativa de las carteras de títulos de las instituciones financieras está compuesta por activos nacionales, especialmente de deuda soberana, que continua proporcionando niveles de rentabilidad relativamente altos."[13]

Que de ahí sobrevengan dificultades en la gestión de las cuentas públicas, es un tema de importancia secundaria. Asimilar esas dificultades es la misión de las clases políticas, los burócratas, las “concertaciones sociales” y los medios de comunicación; y, gracias al acuerdo de todos ellos, suceden las privatizaciones, los despidos, las alteraciones en las leyes laborales, los recortes brutales en las prestaciones sociales de los Estados, la reducción de pensiones, los retrasos en la edad de la reforma… Las troikas funcionan como los auditores asignados por los altos representantes del poder financiero global para la supervisión de los gobiernos nacionales en apuros. También, en este caso, se considera más ajustado mantener un gobierno nativo de quitamanchas para desarmar los orgullos patrióticos de la plebe, antes que elegir un gobernador-general tipo Beresford, un procónsul como Bremer –a quien Bush colocó en Iraq– o cualquier gauleiter para la Lusitanienbezirk.

Sin embargo, se ha incrementado el número de noticias que apuntan hacia un redimensionamiento y aumento de control sobre la banca europea después de un largo período de apoyos públicos, como se ha cuantificado en un estudio[14] reciente coordenado por un eurodeputado belga. Ese estudio revela que los apoyos públicos al sistema financiero (asimilación de activos tóxicos, nacionalizaciones, financiamientos) alcanzarán los 1,33 billones de euros, esto es, mas de ocho veces el PIB portugués o el 10% de la UE. Hay, no obstante, muchas dudas de que los burócratas comunitarios procedan, en efecto, a profundas alteraciones profundas en el sistema.

A su vez, la EBA (Autoridad Bancaria Europea, por sus siglas en inglés) seleccionó para supervisar –utilizando los llamados tests de stress– los 124 bancos europeos que abarcan más del 50% de los sectores bancarios domésticos. Los resultados deberán ser presentados en octubre y el responsable de la supervisión bancaria europea avanza la  idea de que habrá quiebras de bancos en corto plazo[15]. Del otro lado del Atlántico, en los EUA el gobierno federal podrá quedarse sin margen para obtener más crédito[16] y tendrá que dejar de proceder los quantitative easings con los cuales se financió hace varios años.

Se prevé que cuaje una crisis dentro de la crisis[17].

3 - Portugal – Escenarios de continuidad en el pagamiento de la deuda

3.1 –  La continuidad pro-activa y radical (Hipótesis I)

En esta hipótesis se tiene en consideración el fiel cumplimiento del plano de amortizaciones de la deuda de medio o largo plazo divulgado por el IGCP (ver el anexo), para el periodo 2014/21, sin reescalonamientos o recurso a nuevos débitos de medio o largo plazo, que tengan impactos en el volumen de los reembolsos previstos. Eso será muy poco probable dado el gran esfuerzo inmanente en aquel plano para la empobrecida economía portuguesa y para el conjunto de la población, mayormente trabajadores, desempleados, jubilados y pobres en general.

Por otro lado, se realizó recientemente una operación de emisión de deuda, a pagar en el 2024 pero, para con el fin de satisfacer los compromisos de este año, con una tasa con poco aliciente, del 5,112%, durante diez años, lo que provocó festejos en el área de gobierno, porque el “mercado” se mostrará receptivo (!), –dado que la reanudación será visible–, que habrá reconocimiento ante el esfuerzo de los  portugueses (¿de todos?), etc. De hecho, con tasas como aquellas y el BCE como garantía última, el negocio no es malo para los acreedores; nótese que el tipo de interés implícito en el total de la deuda (todos los plazos) fue del 3,7%  el año pasado contra un 4,4% en 2012.

El gráfico siguiente contempla el peso en el PIB de las amortizaciones de la deuda, a medio o largo plazo, además de los intereses de toda la deuda  y el esfuerzo exigido,  correspondiente a la suma del capital prestado y de los intereses vencidos (el servicio de la deuda) que representa la renta que es preciso desviar para la satisfacción de los acreedores. El problema se podría disminuir si para la amortizaciones de la deuda se utilizasen reservas de dinero pre-existentes –y que en este momento garantizarían un año de pagos del plan de IGCP– o el producto de las privatizaciones, como el de TAP (aunque a largo plazo haya muchas dudas sobre las ventajas de la alienación de la compañía). Fuera de esas situaciones ocasionales, el pago del servicio de la deuda exigirá un superavit externo de igual dimensión; o de lo contrario el rendimiento global tendría que disminuir, sabiéndose de antemano quienes serán los sacrificados por los gobiernos.

                  Gráfico 1



Excluyendo las excepciones anteriores, ese esfuerzo de pago del servicio de la deuda (amortización de capital e intereses) varía entre 12,4% del PIB en 2016 y 8,8% en 2021, cifrándose el valor de la deuda en cerca de 105.000 millones de euros en 2021, contra los 205.252 millones al final de 2013, según las cuentas del IGCP. Teniendo en cuenta el importe de la deuda calculado para 2021, eso significaría el cumplimiento de las exigencias del Tratado sobre Estabilidad, Coordenación y Gobernación (deuda pública al nivel del 60% del PIB). Así, el rendimiento nacional previsto (PIB), tras deducir el servicio de la deuda, quedaría estancado durante la mayoría de los años venideros, aún admitiendo algún crecimiento económico, como se indica en el anexo:
             Rendimiento disponible cumplido el servicio de deuda, por habitante (€)

2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
Disponible tras del servicio de deuda
14.546
14.746
14.748
14.685
14.859
15.366
15.465
15.796
Servicio de deuda
1.828
1.758
1.888
2.084
2.044
1.673
1.710
1.516
          % de rendimiento bruto
11,2
10,7
11,3
12,4
12,1
9,8
10,0
8,8

En este contexto, cabe hacerse varias preguntas. ¿Con qué margen se podrá llevar a cabo la mejoría de la vida de las personas? ¿Cómo se espera proceder a un alivio alguno de la lógica de la austeridad? ¿Si se mantiene esta situación habrá esperanza de acabar con la austeridad y los recortes? ¿Acaso su continuidad no haría inviable, aún más en los próximos años, la existencia diaria de gran parte de los residentes en Portugal?  Y si fuese así, continuaría toda la deuda considerándose como legítima? ¿En qué sistema de valores, que no sean los de la barbarie y el genocidio, encuadraría ésto?

La adopción, en septiembre, de nuevas reglas de contabilización europea llevará a incluir en la deuda pública[18] Parpública y otras empresas afines –destacando la célebre Parvalorem– así como las EPE y algunos de los preciosos reguladores, cuya actuación consiste en ayudar a los grandes grupos económicos.  El aumento resultante de esto colocará la deuda en unos 242.000 millones de euros (cerca del 147% del PIB). Así, las responsabilidades financieras de aquellas entidades ya hoy contenidas en la esfera estatal, al ser consideradas en el ámbito de escrutinio de la deuda por la UE, incrementarán la presión sobre las finanzas públicas y, como es habitual, aumentarán la presión gubernamental, por parte de la Comisión Europea y del BCE (la troika cerrará el comercio en mayo) para nuevos recortes e impuestos sobre trabajadores, jubilados y funcionarios públicos. Este reajuste de la contabilidad va, por lo tanto, a empeorar los indicadores de la deuda pública e incentivar el reajuste a la baja de los salarios y demás rendimientos de la mayoría de la población. La austeridad futura será ciertamente más desgarradora que la reciente y, ya se verá, encontrará la misma rabia resignada entre los portugueses, sin expresión política.

Para que el cumplimiento de esta hipótesis se verificase, la tasa de crecimiento de la economía portuguesa tendría que superar la parcela del PIB asociada al pinchazo del servicio de la deuda. Eso significa que hasta el 2021 el PIB tendría que crecer por encima de la tasa de esfuerzo incluída en el gráfico 1, la cual sólo a partir del 2019 podría ser inferior al 10%. Estas tasas son excepcionales, como en el contexto chino, donde el PIB consigue subir debido a la construcción de ciudades que nadie habita (en España también se observó lo mismo, aunque a menor escala) y un ritmo de exportación solo posible con bajos salarios, jornadas de trabajo extensivas, cortos períodos de vacaciones, deficientes condiciones de trabajo y alojamiento, trabajo clandestino y desprecio por la calidad del ambiente. Es poco probable que Portugal se transforme en otra región china, sino que está en proceso de transformarse en un área periférica de salarios bajos, habilitada para exportaciones de menor valor hacia el centro de la UE[19].

Ni siquiera Passos, con su mezcla habitual de desplantes e ignorancia sería capaz de admitir que algo semejante sea posible.

3.2 – Continuidad proactiva amortiguada (Hipótesis II)

En este caso, se observa un cumplimiento estricto del plan de amortización de la deuda a medio o largo plazo elaborado por la Agencia de Gestión de Tesorería y Deuda Pública (IGCP en sus siglas en portugués) para el período comprendido entre los años 2014 y 2021, con recurso parcial a la adquisición de deuda adicional por un valor equivalente a la mitad de los totales de amortización.

Con frecuencia, los Estados llevan a cabo operaciones para la obtención de crédito con el fin de pagar otros créditos que bien están cercanos a vencer, bien están sujetos a condiciones menos favorables, lo que supone a su vez el pago de comisiones extra. Durante la operación de canje de deuda llevada a cabo el pasado diciembre, el gobierno, con el objetivo de aplazar pagos del período 2014-2015 (años de elecciones…) al período 2017-2018, pagó 134 millones de euros en incentivos a los titulares de los créditos[20].

Más allá de las ventajas que este tipo de operaciones puedan traer desde el punto de vista de la gestión del tesoro, cualquier aplazamiento de los pagos, incluso si no conllevara cambios en el tipo de interés y otras cuotas suplementarias, tiene como consecuencia un aumento en el servicio de la deuda acumulado[21].

La realidad para el período de tres años representado en el gráfico 2 (2011-2013) pone de relieve que las nuevas deudas han sido más numerosas que las amortizaciones de las deudas ya existentes. De esta forma, los beneficios de la actuación de la todopoderosa troika y del deficiente gobierno de Passos/Portas (asesorado y supervisado por el “sabio” Cavaco), no se dejan notar.

                 Gráfico 2
                                                                                   Fuente principal: IGCP

Desde el punto de vista de alguien que no pretende engañar a la ciudadanía, ésta  es una mala opción cuyas consecuencias son prolongar el período de endeudamiento y permanecer a merced de los acreedores por más tiempo. Desde el punto de vista de alguien que no tiene nada que ver con la deuda pero que se ve obligado a pagarla sacrificando su calidad de vida, esto quizá alivie momentáneamente el empeoramiento de la primera[22], pero de hecho, supone un aumento de los intereses adeudados y una prolongación indefinida del tiempo que tendrá que someterse a los sacrificios impuestos.

Incluso si se incurriera en un esfuerzo económico mucho menor del propuesto en la Hipótesis I, el crecimiento anual del PIB necesario para cumplir con dicho plan (gráfico 3) seguiría siendo demasiado elevado (entre un 6,6 y un 8,5% de crecimiento), de forma que la deuda contabilizada por el IGCP para el final del período rondaría los 155 mil millones de euros. La reducción de la amortización de capital, por medio del aplazamiento de pagos hasta después del año 2021 (tal y como trató de hacer el gobierno el 11 de febrero), constituye un alivio más de la deuda, que se ve compensado parcialmente por el aumento de los intereses adeudados. Como puede observarse en el gráfico 3, incluso en el caso de postergar la cancelación de la deuda del año 2022 en adelante (cerca de 50 mil millones de euros, aproximadamente una cuarta parte de la deuda actual), no es realista suponer que se conseguirán tasas de crecimiento similares a las mostradas en dicha gráfica. Estaríamos presuponiendo un panorama económico equivalente al de China o algunos países africanos. Este crecimiento no es realista, y menos aún teniendo en cuenta a una población en proceso de rápido envejecimiento, debido al volumen de personas nacidas en la época del “baby boom”, y el flujo de salida del país de aquellos jóvenes que no tienen oportunidades de encontrar un trabajo decente en Portugal, país en el que reina una clase empresarial necesitada de apoyos estatales, absolutamente incapaz, e, históricamente, generadora de subdesarrollo[23].

                 Gráfico 3

Un ejemplo como este, moderado en cuestión de exigencias prácticas de amortización de deuda, contempla un descenso del valor total de la deuda, cosa que no se ha conseguido, a pesar de las pautas de gobierno establecidas por la troika, que incluyen la aplicación de un extenso plan de recortes y el empeoramiento del nivel de vida para la mayor parte de la población. En el gráfico se puede observar que, de no obtenerse una tasa de crecimiento del PIB elevada, sólo se podrá reducir la deuda a costa de un empobrecimiento relativo aún mayor. Los cálculos para esta hipótesis, que incluyen un alivio en los pagos de deuda, en comparación con la Hipótesis I, que contempla un pago acelerado, ponen de relieve también el estancamiento del rendimiento previsible para los ciudadanos portugueses.  Además se demuestra que una reestructuración de la deuda, al igual que una renegociación entre caballeros, en el sistema financiero existente, no se traduce en consecuencias positivas en la vida del ciudadano de a pie.


2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
Disponible tras servicio de deuda
15.077
15.243
15.311
15.346
15.501
15.823
15.941
16.176
Servicio de la deuda
1.296
1.261
1.326
1.423
1.402
1.216
1.234
1.136
% de rendimiento bruto
7,9
7,6
8,0
8,5
8,3
7,1
7,2
6,6

Este caso evidencia, con una cuantificación únicamente ilustrativa, la continuidad de lo que el gobierno ha hecho en la práctica, esto es, una reestructuración de la deuda en el ámbito del “mercado” sin en ningún caso renegociar formalmente con los acreedores. El gobierno hace malabares con los plazos de cancelación, sustituye títulos, y esto no siempre con resultados interesantes en términos de tasas de interés. Es lo que en términos futbolísticos se denomina tirar la pelota fuera del campo.


3.3 – Continuidad proactiva prolongada (Hipótesis III)

Esta tercera hipótesis se basa en la reformulación del plan de amortización de la deuda a medio o largo plazo elaborado por la IGCP (ver anexo) para el período 2014-2021 a un período de 30 años (hasta 2044).

Ésta es otra salida que tampoco equilibra las fuerzas entre la población y el capital. Es una salida que no da un golpe de efecto al capital, que mantiene al país bajo el yugo del sistema financiero, ya que se apoya en el pago de intereses y supone la prolongación en el tiempo del azote de la austeridad sobre la población. Se trata más bien de una rendición pacífica a los dictámenes del capital, que benévolamente aceptaría alargar el plazo de pago, lo que, a la larga, derivaría en un aumento de los intereses, dada la incertidumbre de los “mercados de capitales”, así como en una menor disponibilidad de créditos y otros beneficios en la misma línea. Dicho sea de paso que Passos ya ha admitido que la deuda tendrá que pagarse durante 20 o 30 años[24], de modo que en esta hipótesis se incluye además una versión basada en la franqueza de nuestro querido Passos.

En este caso se supone, por otra parte, que la economía portuguesa seguirá estando polarizada en la cancelación de la deuda y que no será necesario recurrir a nuevos préstamos durante los próximos 30 años. Aunque sea del todo inverosímil, esto ayuda a comprender cuáles son los verdaderos costes financieros y sociales de la deuda actual. En dicho proceso de reescalonamiento de la deuda tan sólo se incluye el total de los compromisos actuales a pagar entre los años 2014 y 2021, pagos que se dividen en 30 años, de forma que el IGCP proporciona información sobre la deuda que habrá que pagar después del período mencionado.

Esta forma de distribuir la deuda a largo plazo durante 30 años reduce el esfuerzo necesario para su cancelación entre 2014 y 2021, siempre y cuando se disminuya la cantidad a amortizar gracias a las mínimas variaciones de las tasas de intereses mencionadas en la Hipótesis II. Sin embargo, esta tercera simulación exigiría un crecimiento del PIB por encima del 6%, ¡y no olvidemos que se prolongaría hasta el año 2044!

Gráfico 4

No es del todo plausible esperar un crecimiento económico tan elevado durante un período de tiempo tan prolongado, por lo que incluso esta hipótesis de reescalonamiento, que ha recibido algunos apoyos por parte de la izquierda del gobierno luso, no es viable desde el punto de vista económico, además de ser desastrosa desde el punto de vista social, e indefendible desde el punto de vista del político. En vista del rendimiento disponible tras el cumplimiento del servicio de la deuda, queda patente que éste  condena a los ciudadanos de Portugal a vivir en una situación de estancamiento económico, lo cual tiene un impacto aún más preocupantes para la población activa, víctima del sistema político que promulga el mantenimiento e incluso el aumento de las desigualdades y la acumulación de riqueza entre los sectores más pudientes.

              Rendimiento disponible una vez cancelada la deuda, por habitante (€)

2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
Disponible tras servicio de deuda
15.289
15.433
15.577
15.722
15.8.68
16.016
16.164
16.314
Servicio de la deuda
1.084
1.072
1.059
1.047
1.035
1.023
1.011
998
% de rendimiento bruto
6,6
6,5
6,4
6,2
6,1
6,0
5,9
5,8

Si los rendimientos generados por una economía, como muy poco, estancada, se emplean para pagar a los acreedores, esto es, a las instituciones financieras, ¿podemos esperar que el capital sobrante se utilice para frenar la destrucción de empresas o el aumento del desempleo?, ¿ayudará a estabilizar los salarios, los derechos de los ciudadanos, tal y como asegura el gobierno?


4 – Evaluación de las partes de la deuda

En las hipótesis aquí presentadas, y teniendo en cuenta la situación actual, se ha considerado que el pago a “los acreedores” es prioritario en el desempeño económico del país, para así conservar la presencia en los “mercados”. Y también se comprobó que no hay signo alguno de que tan “patriótica” empresa sea posible. La ansiedad de las huestes gubernamentales es tal que caen en la propaganda más infantil en lo que al estado de la economía se refiere: el desempleo disminuye, el PIS crece, la exportación se dispara… Entre tanto delirio puede hasta aparecer un ministro que, después de unas cuantas cervezas, hable de milagro económico, de la misma manera que Nero recitaba sus poemas ante una Roma en llamas.

Satisfacer las imposiciones de los acreedores no debe ser en modo alguno nuestra prioridad. Fueron personas sumisas las que aceptaron el Memorándum de Acuerdo (o alguna de las varias revisiones llevadas a cabo por los gobiernos). Personas domesticadas dentro de un sistema financiero que aceptaron un pacto leonino del que subyace un chantaje evidente. Las personas que firmaron esos documentos, no tuvieron en ningún momento la aceptación previa de la población, a quien se debería haber consultado, dado el enorme y desastrosos impacto que estos suponían para la sociedad. Las imposiciones de la troika se han convertido en un manual de destrucción social regresiva, que, de facto, sustituye a la constitución. Y dichos firmantes ni siquiera incluyeron los enormes sacrificios de la población en su agenda electoral en 2011. De esta forma, sus actos pueden considerarse flagrantemente ilegítimos, lo que confirma que vivimos en una pantomima de democracia.

En condiciones normales, ninguna persona acepta convertirse en deudor de un préstamo que no le reporta ningún beneficio, sino que, al contrario, le supone una carga y le empobrece. En un contrato de dos partes, el acreedor tiene derecho a cobrar intereses, pero no a interferir en todos los asuntos del deudor, y determinar su camino. A menos que el deudor se declare insolvente y se preste a una situación de esclavitud.

El artículo 55[25] de la Carta de las Naciones Unidas establece que “con el propósito de crear las condiciones de estabilidad y bienestar necesarias para las relaciones pacíficas y amistosas entre las naciones, basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, la Organización promoverá: a)niveles de vida más elevados, trabajo permanente para todos, y condiciones de progreso y desarrollo económico y social; b)La solución de problemas internacionales de carácter económico, social y sanitario, y de otros problemas conexos; y la cooperación internacional en el orden cultural y educativo”. Siendo el FMI una agencia de la ONU, y teniendo en cuenta que no cumple con el precepto expuesto anteriormente, podemos concluir que actúa de forma ilegítima. Por otro lado, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 56 del mismo documento, “todos los Miembros se comprometen a tomar medidas conjunta o separadamente, en cooperación con la Organización, para la realización de los propósitos consignados en el Artículo 55”. La cuestión, llegados a este punto, es saber qué poder efectivo tiene la ONU frente al FMI.
El artículo 103º de la misma Carta estableció que «en caso de conflicto entre las obligaciones de los miembros de las Naciones Unidas en virtud de la presente Carta y las obligaciones resultantes de cualquier otro acuerdo internacional, prevalecerá las obligaciones asumidas en virtud de la presente Carta». De esto se deduce quelos actos de sumisión a la troika firmados por los gobiernos y los partidos de la oposición son ilegales”, así como los actos resultantes del  carácter sumiso de los burócratas portugueses hacia el sistema financiero global.
Otro texto, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), determina en su artículo 1º que «todos los pueblos tienen el derecho a la autodeterminación. En virtud de este derecho pueden establecer libremente su condición política y, así, ordenar disposiciones para su desarrollo económico, social y cultural.» Como se ha visto, no hay ni habrá una soberanía portuguesa, en el área financiera, que llegue a ser determinada por la Comisión Europea y por sus ejecutantes lusos.
Finalmente, el artículo 1º del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales dispone que «todos los pueblos tienen el derecho a disponer de ellos mismos. En virtud de este derecho, éstos determinan libremente su estatuto político y aseguran libremente su desarrollo económico, social y cultural.”
Se considera que la satisfacción de las necesidades de los pueblos, mayormente de su población trabajadora, constituye el elemento más importante en la definición de los objetivos de una comunidad. La existencia, en un Estado, de una clase política y de los  capitalistas es siempre un estorbo, y eso es evidente en todos los procesos de empobrecimento colectivo a los que se ha asistido en los últimos años, así como en la ausencia de escrúpulos de aquellos que se denominan representantes preocupados por la defensa de millones de personas.

Cualquier solución que anteponga la satisfacción de las necesidades de los habitantes de Portugal, pasa por una declaración de no pago de la deuda actual – y a la cual  habrá que sumarle una cuota sustancial – a la que le seguiría una evaluación de aquella deuda que se considera legítima y socialmente sostenible.

Convendrá tener presente que la defensa de la anulación de parte de la deuda exige una posición fuerte en la negociación, que contemple las reivindicaciones necesarias para una supervivencia digna de las personas que residen en Portugal. Esa posición nunca saldrá del actual gobierno, o de un gobierno igual encabezado por el PS; tampoco de cualquier actitud protagonizada por la fracción izquierdista del pentapartido, abultada con los grupos estériles interesados en la conquista de lugares en Estrasburgo.

La respuesta exige un ordenamiento político muy distinto del actual en Portugal, como una gran movilización social, además de un acuerdo satisfactorio  con los otros países acosados por la intervención de la troika, acuerdo que nunca existió hasta ahora, a pesar de la proximidad ideológica entre las bandas en el poder en Portugal, España, Italia, Grecia, Chipre e Irlanda.

Una evaluación realista y actualizada (con la inclusión de deuda relativa a las empresas públicas, responsabilidades en el ámbito de PPP y otros[26]) de la deuda pública y de su composición[27] es la que consta en el gráfico siguiente.

 gráfico 5

De esa deuda (cerca de 242.000 millones de euros):

·       29.3% del total (72.051 millones de euros) está en posesión del FMI, del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) y del Mecanismo Europeo de Estabilización Financiera (MEEF)

La cuantía del reembolso de esta deuda se sentirá más dramáticamente a partir de 2016. La experiencia internacional ha mostrado que el FMI condona la deuda sólamente en casos especiales – Haití y Liberia, como resultado del terremoto y de la guerra, respectivamente – aunque haya llegado a proponer a la UE la condonación de la deuda griega[28], en una inusual expresión pública sobre la gravedad de la situación. En el ámbito de las instituiciones europeas la condonación de la deuda no sería bien acogida tanto por los gobiernos como por los habitantes de los países del Centro comunitario, especialmente los de Alemania.

No hay que excluir la reducción de los tipos de interés, aunque más tarde el FMI y la UE se vean presionados para conceder este beneficio a todos los países intervenidos.  En junio del 2011 los FEEF/MEEF redujeron los intereses para que se equiparasen a sus costos de financiación (eran inicialmente un 2% más elevado), quedándose en un 2.4% (FEEF) y un 3% (MEEF). En el marco de hair-cut de un país en graves apuros, una reducción en los tipos de interés tendría como efectos también el incremento del coste de la refinanciación de los bancos portugueses y del crédito obtenido por las empresas (un 6.2% de tipo de interés, contra un 3.8% de media en la zona euro), tradicionalmente con elevado peso de la función financiera en el valor incrementado. A las instancias acreedoras les interesaría favorablemente que el valor correspondiente a la pérdida de intereses afectase a las inversiones de carácter social pero no a la disposición del capital financiero de las bandas afiliadas.

En una visión a largo plazo, se podrá obtener un reescalonamiento en la amortización de la deuda, aliviando su relevancia en el total de los reembolsos durante el periodo 2016/21. En junio de 2013 el binomio FEEF/MEEF extendió el plazo de pago, pasando de 12.5 a 19.5 años, con el inicio de los reembolsos a partir de 2025. Con respecto a la deuda con el FMI (23.873 millones de euros), cuyo reembolso se concentra entre 2015 y 2023, se puede abordar un reescalonamiento, por ejemplo para 20 años (1.194 millones de euros por año).

Con todo, se podrá defender que las contrapartidas para este préstamo no se ceñirán al pago de intereses sino que incluirán medidas desastrosas y precipitadas en función de los objetivos declarados en el ámbito del Memorándum, incluyendo una cuota de 12.000 millones de euros para la recapitalización de los bancos lusos, cuya responsabilidad debería caer sobre sus accionistas y no sobre el Estado; y aún menos la imputación de esas responsabilidades a la población. Los costes sociales y económicos de la desestructuración causada por la troika, que obviamente no detiene a sus mandatarios locales, deberán ser imputados al FMI y a la UE, como otorgantes de tal Memorándum.

·       El 9.5% de la deuda resulta de las compras efectuadas por el BCE (23.100 millones de euros) en el mercado secundario para garantizar que las emisiones de deuda tuvieran éxito; una especie de “intervención divina” para los ministros de finanzas en Portugal.

El BCE podrá anular esta deuda una vez que su intervención se encasille, esencialmente en la defensa de la estabilidad del euro y no específicamente para ayudar a los portugueses en sus vidas. Como banco central, esa anulación no tendría efectos que no se registrasen en el balance del BCE y debería extenderse a otros países intervencionados, en el seno de un acuerdo conveniente a los interesados. La defensa de no pago de esta tajada se inserta, actualmente, en la respuesta de la justicia alemana, a la afirmación de Draghi, sobre el apoyo sin límites a los países endeudados para salvar el euro.

Nótese que la mayor tajada de deuda pública que detenta el BCE es con relación a Portugal, ligeramente mayor que la de Grecia.

·       El 8.9% (21.450 millones de euros) están registrados en billetes del Tesoro portugués.

Son títulos de corto plazo con tipos de interés bajos[29] subscritos por entidades sin otro objetivo que no sea el juego especulativo, sin contrapartida alguna a exigir al Estado portugués. Los bancos portugueses retienen cerca de la mitad de este tipo de deuda (11.700 millones de euros). Tratándose de una deuda a corto plazo, no es objeto de reescalonamientos.

·       El 8.9% (21.450 millones de euros) incluye la deuda no consolidada de empresas públicas o que no hayan sido consideradas por el IGCP en el importe oficial de la deuda. Su inclusión a partir de septiembre resultará en nuevas reglas contabilísticas que obviarán las maniobras presupuestarias[30].

En los procesos de recuperación de empresas, las instituciones deudoras son habitualmente llamadas a reducir substancialmente sus créditos. Ya que está tan a la moda la equiparación entre el Estado y las empresas, en el contexto de gestión neoliberal, hay que considerar la solidaridad de estos acreedores en el contexto de una reducción de la deuda soberana.

En este volumen están incluidas las empresas de transportes y, especialmente, la famosa Parpública que tiene una deuda de unos 5.100 millones de euros, sus afiliadas, Sogestamo y Estamo, producto de la llamada “empresarialización” de funciones del Estado, al cual permite la turbiedad del déficit presupuestario, la “agilización de los procesos” en la gestión y la colocación de burócratas como gestores bien pagados, fuera de los márgenes de la administración pública común.

Aquí estarán englobadas también las PAR’s (Parvalorem, Parups y Parparticipadas) todas pertencientes al Estado y que funcionan como bancos malos donde reposan los restos del BPN; los cuadros de Miró, por ejemplo, pero también, muchos incobrables. En este ámbito y en una operación de reparación tardía –la tomadura de pelo que fue la nacionalización del BPN por el gobierno de Sócrates (que no englobó a la SLN)– la expropiación del grupo Galilei –cirugía plástica de la SLN para aliviar el peso de los tóxicos heredados del BPN y almacenados en las referidas PAR’s– goza de toda legitimidad.

·       El 14.3% de la deuda total (34.650 millones de euros) se corresponde a títulos, valores atrasados, responsabilidades en el ámbito de las PPP y deuda no negociables.

También aquí el recorte se puede hacer sentir extensamente. En el caso de los beneficiarios de las PPP, la deuda tiene un valor de alrededor de 16.000 millones de euros ( 11.000 millones a pagar antes del 2021), pero su situación es bastante frágil ya que los contratos de concesión configuran situaciones auténticas de fraude, en el marco de las cuales caben responsabilidades criminales y financieras por parte de quién los asignase desde el gobierno. Nada debe obstaculizar que sean anulados o que las empresas concesionarias sean objeto de expropriación, si en Portugal existieran instituciones verdaderamente democráticas, surgidas del pueblo.

En el capítulo de los certificados de ahorro (10.000 millones de euros a finales del 2013), la gran mayoría de sus subscriptores son personas que confiaron al Estado sus pequeños ahorros, no capitalistas, codiciosos y especuladores; a no ser que los subscriptores tengan enormes fortunas en certificados de ahorro, lo que es poco probable, y no justifica la penalización de estas personas.

·       El 29.3% de la deuda (70.950 millones de euros) tiene entidades privadas como acreedores.

En junio del 2013, la porción correspondiente a los bancos no domésticos era de 9.800 millones de euros y a los bancos domésticos era alrededor de 15.600 millones de euros.

Los bancos portugueses tienen las mayores responsabilidades – tanto en la desestructuración de la economía portuguesa como en el desarrollo de la corrupción generalizada[31]– por financiar un mercado inmobiliario muy por encima de las capacidades de absorción por parte de una población relativamente estable, por la especulación de los precios por habitación[32], por el aprovechamiento de los bajos tipos de interés desde mediados de los años 90, sin aplicación productiva[33], por el modo como la clase política supervisara (conjuntamente con las empresas constructoras) la realización de obras públicas excesivas o inútiles, por la concesión de beneficios fiscales para tal efecto y por una fiscalidad tan socialmente distorsionada como permisiva del fraude y la evasión[34].

Por otro lado, y para completar este cuadro, los bancos portugueses, después de este proceso de empobrecimiento en curso, apenas alteraron su comportamiento nocivo. El BCE contribuyó con financiaciones a largo plazo un equivalente cercano al 9% de los activos de los bancos portugueses; pero, aplicaron, obviamente, esos medios en la especulación (incluyendo sobre la deuda soberana portuguesa) y no en la llamada economía real. No obstante, sería ingenuo esperar que los bancos viniesen a ayudar a las empresas cuyo excesivo endeudamiento han promovido en las últimas décadas, en un contexto de crisis económica y de disminución del poder adquisitivo.

A finales del 2012, el total de las provisiones establecidas por el sistema bancario portugués era de 9.657 millones de euros y sus capitales propios correspondían apenas al 6.2% de activos, situación que en cualquier otro sector de actividades es impensable pero que, en la banca, no es considerado como un indicador alarmante. Esto significa que la banca puede contribuir a un recorte con un equivalente a su total de provisiones; a partir de este punto, o los accionistas suministrarían los ingresos para remediar la diferencia, o habría una expropiación, con la gestión colectiva del sistema bancario, lo que tendría que ser precedido de una gran transformación política y económica en Portugal y en Europa o, al menos, en la Península Ibérica, una vez que una salida nacionalista o aislada para la crisis es poco viable e incluso inconveniente, ya que traería en su regazo un nuevo fascismo.

El cumplimiento de los criterios de Maastricht permitía una deuda pública no superior al 60% del PIB[35], y eso fue incorporado en el apartado d) del artículo 3º del Tratado sobre Estabilidad, Coordenación y Gobierno.

En ese contexto, los 242.000 millones de euros de deuda que se han considerado en este punto, para el año actual, se tendrá que comprimir hasta quedarse en apenas unos  100.000 millones de euros; es decir, habrá que anular al menos unos 142.000 millones de euros para concluir la supervisión financiera de la Comisión Europea, establecida en el Tratado referido anteriormente y que, a día de hoy, se prevé que durará décadas.

A modo de ejemplo, un ensayo de recorte de valor de deuda de alrededor de 142.000 millones de euros para una deuda pública inferior al 60% del PIB podría seguir el siguiente esquema:

Tipo de acreedores
Nivel de recorte de valor de deuda (%)
Valor de anulación (millones de €)
FEFF, MEEF y FMI        
50
36.000
BCE
100
23.000
Acreedores de empresas públicas *
50
11.000
CPP
100
16.000
Otros, incluyendo montos vencidos
50
4.000
Bancos portugueses
75
11.700
Bancos extranjeros / otros especuladores
75
41.500
Total

143.200
        * incluyendo la expropiación del grupo Galilei

Para el resto de la deuda se pueden considerar tres variantes, teniendo en cuenta para todas ellas que 2014 no tiene grandes cambios respecto de las hipótesis de continuidad:

A - Amortización de la deuda de 100.000 millones de euros en 30 años con un tipo de interés medio similar al registrado en el año en curso (3,69%);
B - Amortización de la deuda de 100.000 millones de euros en 30 años con un tipo de interés medio reducido al 2,5%;
C - Amortización de la deuda de 100.000 millones de euros en 50 años con un tipo de interés medio reducido al 2,5%;

y suponiendo, como en casos anteriores, que no hay recursos para los créditos a medio y largo plazo que conduzcan a incrementos netos de la deuda o a reducir el ritmo de su declive.
         Gráfico 6


       Renta disponible una vez cumplido el servicio de deuda, por habitante (€)

2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
Variante A
Disponible tras el servicio de deuda
14.517
15.999
16.136
16.274
16.413
16.553
16.695
16.837
Servicio de deuda
1.856
505
500
495
490
485
480
475
       % de la renta bruta
11,34
3,06
3,01
2,95
2,90
2,85
2,80
2,74
Variante B
Disponible tras el servicio de deuda
14.517
16.071
16.208
16.345
16.483
16.622
16.763
16.904
Servicio de deuda
1.856
433
429
424
420
416
412
408
       % de la renta bruta
11,34
2,62
2,58
2,53
2,49
2,44
2,40
2,36
Variante C
Disponible tras el servicio de deuda
14.517
16.174
16.308
16.443
16.580
16.717
16.855
16.995
Servicio de deuda
1.856
330
328
326
324
322
320
318
       % de la renta bruta
11,34
2,00
1,97
1,94
1,92
1,89
1,86
1,84


5 - ¿Cómo salir de esta?

Como puede verse a partir de este ejercicio, incluso habiendo cumplido las normas de la UE después de un extenso recorte de valor de la deuda, se acabará exigiendo un crecimiento basado en la formación de renta durante décadas y solo para el pago de la deuda restante, lo que contrastará con el anémico ritmo de la creación de riqueza a nivel europeo y las desigualdades que lo acompañan. Incluso en este contexto optimista en términos de finanzas públicas, ese crecimiento del PIB no permite ilusiones acerca de una salida del empobrecimiento o la generación de algún bienestar para los residentes en Portugal, como se demuestra arriba, para los niveles estimados de renta disponible per cápita.

Hay que ir mucho más allá:

·       El mismo hecho de concretizar un gran plan de recorte de valor de deuda no es algo fácil de lograr, especialmente con gobiernos de tipo ​​PSD/PS, con o sin el toque personal de Portas y sus ayudantes de campo. Esa concretización le exigirá quedarse fuera de escena y le requerirá también un nuevo marco democrático de organización política donde la población pueda intervenir y ser un sujeto activo en la definición de sus intereses;

·       Ese gran plan de dura confrontación con el capital financiero y sus instituciones - FMI, BCE, Comisión Europea... - tiene menores probabilidades de éxito si se limita a un país pequeño y periférico, empobrecido y subordinado, por mucho que les emocione a nacionalistas nostálgicos de Aljubarrota, fronteras e himnos patrióticos. Es crucial que haya cambios sustanciales en la misma dirección democrática y de repudio del sistema financiero y de sus instituciones en el seno de varios países, sobre todo en la periferia sur y este de la UE; para Portugal sería esencial una conexión con España;

·       La consolidación de estos cambios en el sistema político nacional y su integración dentro de un marco internacional regional de solidaridad para el cumplimiento de las necesidades de los pueblos será insuficiente si no hay cambios profundos en la estructura y organización de los recursos materiales, naturales y de mano de obra;

·       Los cambios profundos en las desigualdades deben ser radicales para ser coherentes, duraderos e inmunes a los golpes de una clase política que solo pretende aparecer en los libros de historia como fruto de los cambios en la organización política y del sistema de representación;[36]

·       Esa radicalidad debe corresponderse con un claro rechazo al capitalismo y, por lo tanto, con la extinción de la especulación financiera y la apropiación privada del producto del trabajo, centrando la actividad humana en satisfacer las necesidades de todos y cada uno de manera autogestionada, aprovechando las múltiples opciones que nos proporcionan las tecnologías y el trabajo colectivo en red en el tema de la productividad. Si los conocimientos científicos y técnicos admiten que el planeta podría soportar la vida de 12.000 millones de seres humanos de una manera equilibrada en términos de sostenibilidad ambiental, es posible reducir sustancialmente el tiempo de trabajo de todos para todos.


Anexo

Según datos del IGCP publicados el 20 de enero pasado, la amortización de la deuda pública a medio y largo plazo presentaba el siguiente perfil:

Los ejercicios que realizamos se basan en las siguientes hipótesis simplificadoras:

  • Solo se tiene en cuenta el período 2014/2021 que, como se puede ver, se encuentra particularmente saturado en las previsiones del gobierno;
  • El PIB en 2012 fue de 165.409 millones de euros aproximadamente y el presupuesto aprobado para 2014 estima para 2013 un descenso del 1,8%, pero tiene un crecimiento optimista del 0,8% para el año en curso. A efectos del ejercicio, vamos a aceptar esos pronósticos y a admitir que el crecimiento del PIB para el año en curso se repetirá hasta... 2021.
En este contexto, el PIB portugués presentará los siguientes valores
                                                                                             Millones de €
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
162.432
163.731
165.041
166.361
167.692
169.034
170.386
171.749
173.123

Es muy poco probable que vaya a ser así dado el típico optimismo engañoso del gobierno y de la troika, en el que resalta más la manipulación política que el rigor técnico. Por otro lado y, especialmente, dada la preponderancia actual de los mercados financieros, la previsión económica se ha convertido en un auténtico ejercicio de futurología, sobre todo teniendo en cuenta que se centra en un período de siete años y cuando se sabe que instituciones especializadas, como el FMI, Eurostat o la OCDE, rara vez no realizan correcciones regulares en sus predicciones, incluso en las de a corto plazo. La previsión económica objetiva, mezclada con la manipulación política para engañar a los votantes y al público en general, para fomentar la "confianza" de los inversores y empresarios o, también, para beneficiar a la "Goldman Sachs" en sus resultados, se instala de pleno en los dominios de Monsieur Nostradamus o en el determinismo salido de una baraja de tarot;

  • Los intereses y comisiones sobre la deuda previstos en el presupuesto para este año son de 7.239 millones de euros, frente a los efectivos 7.486,1 millones y 8.189,4 millones en 2013 o 2012 respectivamente. Se supone en este ejercicio que los intereses y comisiones correspondientes a los años siguientes se centrarán en los pagos que implican las hipótesis consideradas, en proporción a las previsiones para el año en curso de la deuda restante. Esto significa que se toma como constante la deuda a corto plazo, una deuda que no se tiene en cuenta en el plan del gobierno para la amortización, sino que cuyos intereses están naturalmente incluidos en las cifras mostradas anteriormente.
En cualquier caso, mostramos a continuación una estimación independiente de las necesidades de financiación a corto plazo:
                                               Rehabilitating Portugal – Tortus Capital

Documentos y textos en:    


GRAZIA TANTA – NEWS, noticias y comentarios sobre lo que está pasando



[4]   A dívida de pessoas e empresas – a dependência eterna    http://grazia-tanta.blogspot.pt/2012/09/v-behaviorurldefaultvmlo_15.html
[6]  O crédito concedido pelo BCE aos bancos portugueses corresponde a cerca de 25% do PIB 
[22]   Si, por el contrario, el gobierno vigente deja de aplicar estas medidas de austeridad para apoyar al empresariato portugués, sediento de trabajo mal pagado y benefícios fiscales, que será lo más probable
[27]  http://rehabilitatingportugal.com/rehabilitating_portugal.pdf  de onde se extrairam alguns dados dispersos pelo texto, mais adiante

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