Las sociedades de hoy sufren los efectos da nefasta presencia de las clases políticas y del capitalismo como nefasto modelo de organización social, económica y política. Es urgente cambiar, además. Por los vientos de guerra que abalan nuestras vidas.
Sumario
1 – Fascismo y post-fascismo, la misma lucha
2 - El modelo de representación
3 – Ideas sumarias para la creación de un modelo de representación democrático
4 - Un cuadro geopolítico democrático
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1 – Fascismo y post-fascismo, la misma lucha
La prensa, en general, invade las consciencias con banalidades o distorsiones de la realidad; utiliza, sobre todo, el impacto, la novedad introducida por los heraldos televisivos o por los papagayos del régimen, tomados como fuentes de información y de profundos análisis de la realidad.
La prensa, en general, es conservadora; mantiene una conexión íntima, osmótica, con el poder político, con ligeras alteraciones, de acuerdo com los intereses de las bandas partidarias que, en un momento dado, toman el producto del saqueo fiscal. Los partidos políticos, en tanto oligarquías, nada tienen de democráticos, ya sea en el plano interno, o por la forma en como se relacionan con la plebe; y, tal como la prensa, están subordinados a los altos poderes económicos. La prensa y las clases políticas constituyen los elementos esenciales para una lobotomia general, tanto para la manutención de un régimen fascista como de un modelo post- fascista, aunque sea corta la diferencia entre los dos modelos.
Asistimos, ocasional y recientemente, a la visualización, durante algunas horas, de un canal de televisión; y eso fue un aprendizaje interesante que nos permitió observar que, entre publicidad, banalidades, imbecilidades y muchas repeticiones, las cadenas televisivas son una verdadera basura; o se muestran como réplicas actuales del Big Brother, un distanciado ente que obligaba a las personas a sorber de la teletela la programación definida por el poder.
Esa basura, sin embargo, es un elemento esencial para la desinformación y la imbecilización que mantiene a la población reaccionaria, ignorante, mansa y resignada; y, que contribuye decisivamente para colocar a Portugal como el país mas pobre y menos instruido de la Europa Occidental o de toda Europa. Tal como en el tempo del fascismo, la información en el post-fascismo es filtrada y manipulada por el poder político.
Durante el régimen fascista la mayor parte de la emigración era constituida por la población mas pobre y menos instruida. El régimen post-fascista de matriz PS/PSD creó una nueva situación – exporta gente cualificada e importa personas de las antiguas colonias africanas, así tambien como a brasileros/as para las funciones menos exigentes y mas mal pagas, generando así, en aquellos, una presión general para sostener bajos salarios y aumentar la precariedad; sin olvidar el elevado precio de la vivienda que vuelve a la población dependiente de los humores de los bancos.
Recordemos además que el endeudamiento bancario soporta también un parque automotriz – poco adecuado a los ingresos portugueses – y, que provocó extrañeza a los hombres de la troika, en las épocas de su intervención en Portugal. En el momento presente, después de un
período de estancamiento de ingresos y de trabajo, como el de los/as pensionistas, surge otra era en que la inflación – con origen el la “campaña” ucraniana – va a reducir los ingresos reales del trabajo y aumentar las dificultades frente a la deuda contraída para la vivienda.
El discurso político varía entre la propaganda emanada por el vector de la clase política en el gobierno, contenida en sus dichosas acciones, promesas y mentiras y, el alarmismo de la oposición, frente a los desmanes que a la gobernación le son imputados con o sin razón. Mantiene actitudes de actuación, de distorsión mediática, contribuyendo para la consolidación de la situación portuguesa del país con uno de los más bajos niveles de educación de Europa y elevados niveles de abandono escolar.
Claro que la plebe fluctúa mas o menos acéfala, dando la mayor profundidad analítica al fútbol. Para que ese conservadurismo, esa resignación se basen en la consciencia de la plebe, nada mejor que cinco horas diarias de TV; o, con mantener la nariz bien cerca del telemóvil, pieza omnipresente en todas partes, en todos los momentos libres.
La vacuidad de la clase política se compagina con el ejercicio da punción fiscal, con el cobro corrupto a través de un despacho favorable, un subsidio a una empresa o la entrega de millones para un tal Zelensky, de acuerdo a lo ordenado por la Casa Blanca a los subordinados avatares de la UE, incluyendo a Costa, el monitor del luso prostíbulo.
Las elecciones no pasan de carnavales electorales en las cuales nada sucede de relevante para el bienestar de la plebe; los cambios del club electoral, cuando existen, nada traen de nuevo. Se muestran somnolientas rutinas, aunque las televisiones efectúen procedimentos incentivadores de diferencia, de hecho, poco visibles entre los competidores.
La sucesión de fait-divers, del vertido de banalidades con aire grave, emanadas de los grupos de los medios masivos, constituye el paisaje abierto para la multitud que, de hecho no cree nada, pero que se refugia en su pequeñez, en una cómoda impotencia – o destino - para a aceptación, como dato incuestionable e inapelable, de las últimas banalidades provenientes de la clase política.
Decir que hay una soberanía popular es una grosera mentira porque, en cada país, las decisiones emanan solo de la clase política y de todos aquellos que en el mundo empresarial ésta representa. Entre la classe política y el empresariado rige una constante ósmosis; es decir, ambas camadas se funden en lo esencial para la prosecución de sus intereses, repartiendo el producto del saqueo de la población y, colocando a ésta en permanente estado de letargo político.
Esas decisiones envuelven, por lo general, un órgano corporativo, en el ámbito de una concertación social, donde participan los dignatarios del régimen a través de siglas tan poco respetables como escasa es su representatividad; ni la patronal, ni los sindicatos y, menos aún, un fantoche referido como UGT pasan por ser estructuras verdadeiramente representativas. Un mundo de fantasmas al cual los medios massivos prestan una falsa relevancia.
Se vive en un país del “haz de cuenta”, donde el vacío es enmascarado con siglas. Ese vacío se presenta en el actual régimen post-fascista, tal como surgía durante el fascismo, cuyas instituciones se derritieron rápidamente después del 25 de Abril pues, en realidad, no pasaban de simples siglas; fuesen las corporaciones patronales, con designaciones largas y pomposas, fuesen las instituciones que se dicen sindicales (salvo algunas excepciones que surgieron durante la llamada “primavera marcelista”).
El Estado y los medios masivos son los que dan sustancia a la classe política, con entrevistas, fotos, comentarios, debates y la presencia en las noticias de sus contenidos vacíos, frases tontas y repetidas; la corbata los eleva, les da el estatuto de dignatarios, de mandarines. La intervención en el tiempo del fascismo era semejante pero no era tan frecuente, ni los mandarines tenían la notoriedad mediática de hoy; eran más discretos, les gustaba más mostrar obras, aprovechar inauguraciones, cortes de cintas, con la claque de los dignatarios para aplaudir; y claro, también se metían algo en el bolsillo...
Salazar y Caetano hacían pocos discursos pero eran pensados y coherentes; los toscos elementos de la clase política del post-fascismo son apenas papagayos ávidos de tiempo de antena, de la presencia de un micrófono o cámara de la prensa (tan prostituida hoy como durante el régimen fascista) – aunque sea en el diario de la parroquia – para ganar alguna notoriedad.
Actualmente, los diputados y diputadas de la parroquia desean cumplir tras mandatos en el areópago de S. Bento (12 años) para acceder a una remuneración interesante hasta el final de la vida; y por suerte o adulación, pueden acceder a un cargo gubernamental o inclusive ingresar en una empresa interesada en tener en su seno un informador del medio empresarial próximo y un puente para el ambiente gubernamental.
Actualmente esa gente se limita a las palabras vacías, centrándose en un discurso economicista entre inversiones, porcentajes del PIB, inflación, empleo/desempleo, atentos a lo que sopla desde la UE a fin de presentar un anclaje aceptable para su discurso. A esos elementos se unió recientemente la referencia constante a Ucrania y la guerra que asola el país, cuyo conocimiento en Portugal pasó, de prácticamente nulo a totalmente distorsionado, de acuerdo con la visión del Pentágono y del ausente Biden.
Sólo alguien muy distraído, ignorante o con propensión a la corrupción podrá tomar como democrático, el modelo vigente de representación, típico de lo que llamamos “democracia de mercado”.
Las situaciones que contemplamos en aquella definición se basan en un cuadro en que hay una clase política, cerrada, constituida por grupos partidarios que compiten entre si por lugares que se dicen de representación de la población; lo que es una total falsedad, a lo que más adelante nos referiremos. Se fija también, un cuadro en que la clase política funciona como un grupo cerrado que controla la masa fiscal y, que amontona a sus miembros en cargos públicos para el desempeño de acciones de lobbying, junto al empresariado, en una total promiscuidad público-privada.
A presencia en la Asamblea de la República de gente de varios partidos incluye una rígida jerarquía. Todo se centra en el partido-estado PS/PSD, siendo los restantes, participantes secundarios, animadores del espectáculo. Estos últimos ni siquiera cumplen la rutina de caudatários en un cortejo; son solamente, las plumas que adornan los sombreros de los/as oligarcas y que representan frente a la plebe la falsa esperanza de que puedan alterar alguna cosa en el putrefacto y tradicional statu quo del país mas pobre y, con menos instrucción de la Europa Occidental, como anteriormente mencionamos. La consolidación de la situación vigente en las últimas décadas condujo a que en los campeonatos electorales se revelen márgenes enormes de abstención, por parte de cuantos tienen consciencia de la inutilidad práctica de participar en las liturgias escenificadas para la perennidad del régimen post-fascista.
2 - El modelo de representación
El régimen copió un modelo de representación indirecto. El electorado vota partidos que, previamente, se encargan de organizar y presentar listas partidarias. Los elencos de esas listas – en los partidos mayores- contemplan la elección efectiva de los primeros candidatos pero, conveniencias varias conducen a que los figurantes en la AR, sean esencialmente individuos de segunda línea; y eso, porque los elementos de primera opción, pueden ser incluidos en el gobierno, transitar para otras funciones, privadas, autárquicas, parlamento europeo, gobierno,
etc. El elenco final presente en la AR está lejos de corresponder a los individuos electos, pues muchos/as emigran para otras funciones, quedando en la AR una gran parcela de cooptados/as de segunda linea.
El modelo vigente es profundamente oligárquico, toda vez que un individuo aislado, no tiene posibilidades de competir por un lugar de representación de las personas que viven en su circunscripción electoral; tendrá siempre que postularse a través de un partido que, naturalmente, es el elemento ineludible para esa candidatura. Y como los partidos son estructuras fuertemente jerárquicas, con liderazgos bien firmados, cualquier candidato tendrá siempre que encuadrar en una lista, después de un acto de sumisión ao gauleiter partidario.
3 - Ideas sumarias para la creación de um modelo de representación democrática
a) Cada residente tiene el derecho de voto y de ser votado/a, para cualquier instancia de representación. Cada extranjero/a después de cinco años de residencia en el país puede, igualmente, postularse a cualquier cargo de representación.
b) Cada electo/a tiene una limitación para el número de mandatos; digamos, dos mandatos. No creemos conveniente ni democrática una carrera política; hay, pues, que garantizar una representación abierta a todos/as y no un funcionalismo duradero para unos/as pocos/as.
c) No se admiten listas de candidatos/as para cualquier función de representación porque constituyen una puerta abierta para connivencias y constitución de mafias. Habrá apenas candidaturas individuales integradas en órganos plurales, por tempo bien determinado.
d) Cualquier representante electo/a puede ser dimitido/a por referendo entre los/as electores/as de la circunscripción que lo/la eligió;
e) Total ausencia de privilegios e inmunidades para los/as electos/as; apenas el derecho a una remuneración adecuada y el pago de los gastos en las funciones desempeñadas;
f) La representación externa y formal del país cabe al Presidente o Presidente de la Asamblea de la República, con la extinción de la función de presidente/a de la República;
g) Las y los miembros del gobierno son escogidos/as entre los/as electos/as para la Asamblea de la República, que se mantendrán como diputados/as, con derechos y obligaciones como todos/as los/as otros/as;
h) Los lugares en la Administración Pública son completados por concurso y sus ocupantes no pueden ser expulsados por el gobierno, a no ser en casos de crimen o falta grave, con la decisión final de la justicia.
i) El referendo es un instrumento democrático de decisión, con previa discusión pública y, por iniciativa de la población - a nivel local, municipal, regional o nacional.
4 - Un cuadro geopolítico democrático
a) Unión de los pueblos de Europa, sin fronteras, taras aislacionistas o hegemónicas.
La creación de los estados-nación, en Europa (siglos XVI/XVII), correspondió a la necesidad de las respectivas burguesías de garantizar la seguridad en la frontera y la aceptación por los respectivos pueblos de la superioridad política y económica de sus capas mas ricas. Esas camadas privilegiadas creyeron tener el derecho de exigir al pueblo – en nombre de la patria – un esfuerzo de guerra, con la incorporación en la tropa y, la aceptación de un himno y una bandera como instrumentos de integración del pueblo, a las órdenes del poder político y económico.
b) Se pretende una Europa con vocación para la satisfacción de las necesidades de sus pueblos y no para el “mercado”; y, con lógicas de solidaridad y no de competencia, fuera de la tutela de potencias hegemónicas o de la paranoia del crecimiento infinito del PIB.
c) Las decisiones sobre las necesidades colectivas deben ser tomadas directamente por los/as interesados/as y no emanadas de directorios partidarios.
d) La exclusión frente a todas las alianzas militares, con la concomitante extinción de las Fuerzas Armadas exige apenas, en el cuadro actual, la existencia de medios para el control de la Zona Económica Exclusiva.
Sólo alguien muy distraído, ignorante o, con propensión a favoritismos corruptos podrá suscribir como democrático, el típico modelo de representación a la que llamamos “democracia de mercado”. Las situaciones que contemplamos en esta definición se basan en un cuadro en que hay una clase política, constituida por grupos partidarios que compiten entre si por lugares llamados como “representación de la población”, lo que es una total falsedad. Un individuo, aislado, no tiene posibilidades de postularse a un lugar de representación de las
personas que viven en su circunscripción electoral. Se pretende un sistema oligárquico en que muchos pagan para que unos pocos gocen la fiesta y aún lleven aperitivos para casa.
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